Hasta que llegue el telegrama

Este blog funcionará hasta que llegue el telegrama de renuncia o despido...

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Tuesday, June 20, 2006

Viernes:
Recupero la clase de Yoga que perdí el martes. La instructora, la tenía de vista. Suelo enamorarme no menos de 4 veces por día. Visualmente la mayoría, conceptualmente si leo algo escrito por una mujer. El efecto es el mismo: en una realidad alternativa, seguro. En esta, ni ahí.
En fin, la instructora estaba muy bien. Del estilo de féminas fuera del mainstream, como me gustan. Se sacó los anteojos y el pelo suelto, abundante y castaño, caía por detrás y delante de los hombros. Un placer para los ojos. La mente, solita, jugueteaba por los rincones de la práctica. Si las señoras hubieran mirado dentro de mi cabeza en ese momento, se hubieran horrorizado por lo que allí sucedía. Sobre todo en la posición del banco, donde ese culo turgente se ofrecía generoso para un doggy style en la exhalación, dejando el turno a unos pechos interesantísimos en la inhalación. Sospecho que la joven instructora se sentía incómoda con mi mirada, que sin ser lasciva border pajera, la debía incomodar. No arriesgo más, pero ser el único ejemplar masculino en la práctica alcanzaba para ser contraste y recibir sus miradas también.
Definitivamente, hubiera dado para un guión de esas películas francesas soft porn que dan en Film Zone pasada la medianoche. Lástima que me congelé en la relajación con el chiflete que entraba por la puerta.

Sábado:
Nada extraordinario, a excepción de un mexicano con el que abrimos diálogo en el cumpleaños de la amiga de Chèrie. El tipo era un evangelio de Herbalife. Curiosamente, la noche anterior, en una fiesta brindada por amiga francesa que trabajó en la agencia, estuvo otra vieja camarada que largó todo y se puso a vender esos menjunjes del doble milagro: te hacés millonario y la gente que lo toma baja de peso. Una locura sin sentido, si me preguntan. El mexicano, volviendo, estaba como loco con el elixir. Por momentos, bordeaba una euforia capaz de arrastrarme a comprarle unos sobrecitos. En una de esas... menos mal que Chèrie tira del hilo de mi globo de helio, que si no, a veces...

Domingo:
Alcanzamos el grado de maestría con una fondue bourguignon soberrrrrrrrrrbia. Con Chèrie nos hicimos unas salsas impresionantes... Y los invitados, como locos. Tan locos, que después salió TEG hasta las 6 AM. El juego más largo de mi historia de jugador (como era el nuevo, apelamos a los misiles, sobre todo porque las recargas de los canjes eran ya de 40 ejércitos). Ah, gané.

Lunes:
Encuentro con Duke. Por suerte, se re-concilió, así que todo bien. Fuimos a comprar discos, donde pegué Elephant Pixel. Suena muuuuy lindo. Especialmente como cortina mientras avanzaba con JLB en Historia de la Eternidad. Caí como un chorlito en sus típicas trampas apócrifas. Mientras leía sobre la crítica a la novela de Almotásim, me hacía a la idea de comprar el libro... claro, hoy lo busco y no existe... porqué era una de sus jugarretas... Pero qué flash, por dios. Y lo mejor: me quedé en las puertas del Jardín de los Senderos que se Bifurcan, ahí, en Ficciones... estoy ansioso por adentrarme...
Cerré la noche con el insomnio clásico que sobreviene a la siesta, necesaria para recuperar el sueño perdido. El insomnio lo sobreviví releyendo mi primer librito de poemas... por dios, estaba locoloco... De ahí, relectura de mi carta natal/astral... y me dormí remontándome a tiempos lejanos, cuando Chèrie y yo estábamos ahí, donde todo empezó...

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