El viernes me encontré con Jack Cellier, que además tiene este blog.
La cita fue en Francisco de Miranda, una linda tabaquería del centro, salvo por las pequeñas cucarachitas que insistían en subirse a la mesa (en realidad creo que fue la misma que subió 2 veces, para horror de Jack, que les tiene pánico).
El con sus pequeños cohibas, yo con mi pipa y un tabaco comprado para la ocasión, no sentamos a debatir sin post y comments d epor medio, dos caballeros retomando el viejo arte de tener una conversación amena por el placer de hablar, eso que nos hace humanos (demasiado humanos, diría Nietzsche). Sin intención de resolver los problemas de la humanidad, me dediqué a torearlo con los problemas teóricos del socialismo, para recibir a cambio un crash test de su mirada desconfiada del capitalismo. Todo, por supuesto, con el respeto por el otro. Después de todo son ideas y, cafés de por medio, la idea era un poco saber quién estaba detrás de Jack Cellier y de Niño Barroco sin juzgar.
La verdad, Jack, un placer.