El martes me vi Syriana. Me pareció una película que abre muchos frentes para unificarlos violentamente al final y si no entendiste algo jodete. No obstante, el mensaje es clarito: así funcionan las cosas. Obviamente podría trabajar con hipótesis más fumetas (pero no por eso menos realistas) sobre las posiciones que están tomando the powers to be frente a un escenario de licuación de poder en el marco del ascenso de una nueva fuente de energía (muy probablemente el hidrógeno) ante el ocaso del petróleo. Pero hasta donde llegó me pareció bien.
Ayer vi Good Night and Good Luck. La peli reconstruía los días en los que Murrow, periodista a cargo de un programa periodístico muy visto de la CBS allá por los 50, cuando McCarthy buscaba comunistas hasta en la salita de 3. Lo que rescato de la película es esa foto de lo que eran los medios en su momento: empresas privadas que no necesitaban entretenernos todo el tiempo para que no nos preguntemos siquiera porqué aumenta la carne. La verdad era un bien no negociable, es más, hasta por momentos, incluso en las discusiones entre Murrow y el tipo que le paga el sueldo, se puede ver que la verdad es un activo de la CBS, casi como lo que hoy llamarían en un depto de marketing un atributo de la marca.
No voy a contar cómo termina, pero el desarrollo de la historia todos lo conocemos y sabemos que los medios se fueron transformando, al final de cuentas, en una caja boba llena de cable sy lucecitas, que no educa, que embrutece.