Y ahora, el ministro de salud de la provincia de buenos aires, quiere que se prohiban las fiestas de música electrónica porque los chicos "se endrogan", porque la música, la luz y el éxtasis son una mezcla inevitable.
Señor ministro, sepa que "la droga" que se consume en esos eventos mueve una tonelada de dólares negros que se blanquean en empresas que luego cumplen su obligación cívica de pagar impuestos que no sólo pagan su sueldo sino que sostienen toda la estructura del aparato del partido que está gobernando y que lo puso en su cargo. Que sin ese desinteresado aporte (sépalo, sólo quienes lavan guita grosa pagan impuestos para que el fisco no rompa las bolas investigando ilícitos, el resto trata de evadir al taco y si fuera por ellos no habría Estado), usted no estaría en el cargo que le permite decir semejantes pelotudeces. Que si quiere que la gente no se drogue tanto, brinden información genuina, y hable con el resto del gabinete a ver si entre educación, cultura y trabajo pueden generar algo piola como para que la vida no sea tan poco interesante y la gente sólo quiera fisurar. Y de todas formas, siempre vamos a existir los que querramos conocer estados alterados de la realidad, cada tanto.