La industria de la publicidad tiene la particularidad de ser generosa en materia de regalos de fin de año. Vengo cultivando un reproductor de mp3, una remera, champagne con 2 copitas, la famosa remera de airborn, un termo de taxista, y debo olvidarme de algo. Pero lo mejor lo recibí hoy.
Un proveedor de medios de vía pública, obviamente ubicando los productos en canje, me hizo llegar una bolsa de eyelit (pronúnciese éshélit). Dentro, una malla (pronúnicese masha) color rojo. Lo mejor, es de las que tiene el calzón interno, que te mantiene la huevera a salvo de las inclemencias del mar y te evita esa sensación free-falling. En general los regalos estos no se agradecen, pero daba ganas de llamarlos y decirles "Muchachos, mil puntos, mi escroto y yo les agradecemos de corazón y les deseamos felices fiestas y un buen año".
Un proveedor de medios de vía pública, obviamente ubicando los productos en canje, me hizo llegar una bolsa de eyelit (pronúnciese éshélit). Dentro, una malla (pronúnicese masha) color rojo. Lo mejor, es de las que tiene el calzón interno, que te mantiene la huevera a salvo de las inclemencias del mar y te evita esa sensación free-falling. En general los regalos estos no se agradecen, pero daba ganas de llamarlos y decirles "Muchachos, mil puntos, mi escroto y yo les agradecemos de corazón y les deseamos felices fiestas y un buen año".
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