Mi novia vive en Olivos en uno de esos edificios nuevos con pileta, jardín, gimnasio, salón, cocheras...tan comunes hoy día. Sus vecinos (en algún futuro, cuando convivamos, serán mis vecinos también), en general son el fiel reflejo del imaginario colectivo ABC1.
Si bien los clasemedios venidos a más en general me caen mal, estos por lo menos no se encerraron en un barrio/country como la mayoría de su manada, aunque siguen cumpliendo al pié de la letra ese estereotipo tan bien diseñado por la Barcelona (chomba, rottweiler, camioneta, polo, lacoste, apellido compuesto). Desprecio bastante a los que, con la excusa de la "seguridad", optan por criar a sus children aislados del mundo, candidateándolos al premio "fóbico 2020". Es así, panic attacks, claustrofobia, xenofobia (miedo al que no es como uno), serán las distintas ternas que pelearán estos niños criados en guettos de protorricos...
Y decía que no me caían del todo mal los que, si bien se juntan con gente como uno, al menos no se escapan del tejido urbano, para terminar ahorrándose explicaciones del tipo "papá, qué es un pobre?" o "mamá, cómo es un cartonero?".
Hasta que, estos días, dibujando en el jardín tomando sol, vi la panacea de los servicios delivery premium: Your Kindergarten at Home, 2 maestras jardineras pastoreando unas ovejitas rubias de 2 ó 3 añitos, con pecheras del "jardín en tu domicilio"...comentar algo sobre esto, sería redundante.
Después no quieren que sea el resentido de (la) clase...