No sé porqué, me vino a la mente una discusión con Chèrie, que involucraba la leyenda de la princesa que besa al sapo y entonces la alimaña se transforma en príncipe. Creo que la discusión empezó justamente porque yo trataba de hacerle entender que no era un cuento feliz, sino el resultado de una experiencia psicodélica originada en lengüetear las verrugas del sapo, liberadoras de unas toxinas que te hacen ver un príncipe re flashero, un delfín alado color lila o un aeroplano verde manzana.
Hasta que llegue el telegrama
Este blog funcionará hasta que llegue el telegrama de renuncia o despido...
4 Comments:
jajajajajajaja
ciertamente he dejado de analizar los cuentos y las canciones infantiles porque sufro de exceso de madures y falta de fantasíainfantil y le ecnuentro los entuertos rebuscados de sus creadores y me muero de la risa no así mis oyentes.
ojo, que igual, hay que conservar la magia, pero la del príncipe, no te la compro ni drogado...
ojo q puse madures... calaste esa no?
veni dame un besito q soy una sapita, jajajajajajajajajjajajajaja
dddd...mno...besar sapos no está en mi portfolio de experiencias tóxicas deseables...
(la verdad, no noté los errores, estoy en un momento muy crítico sobre la mirada del lenguaje y en lo que menos reparo es en los errores)
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