En 20 minutos tenemos el brindis. El tren de ridiculeces continúa. O sea, no contentos con transformar la fiesta de fin de año en un día de campo donde pretendieron que hagamos actividades al mejor estilo "pehulot", ahora empalmaron la devolución de la encuesta de satisfacción del empleado con el brindis de fin de año y después sigan laburando como si nada.
Funny.
Lo más gracioso es que, si hay margen para intervenir, dudar o consultar, tengo mi aporte a la solución barroca de los problemas corporativos. Resulta que desde hace tiempo se están tomando medidas impopulares, como impedir que la gente asista a fiestas con invitaciones ajenas, dado que algún boludo manoteó la invitación de un par de directores y se mandó al evento de fin de año de algún que otro medio, desencadenando el consecuente agradecimiento por la presencia que no fué. Es eso entre otros rubros de políticas impopulares los que hacen que para la gente que da soporte a la compañía, o sea, la que no es del palo específico de publicidad pero adora laburar acá por la joda que pega de rebote, ya no sea tan granticopalmanysúm laburar acá. En realidad, para unos cuantos miembros del club de la publicidad laburar acá ya no es el placer de antes, pero es otro tema.
Así que, decía, tengo mi aporte. Se titula "Porqué no dejan de aplicar la política del maniático de las cucharas, que consiste en prohibir las cucharas porque algún enfermo le sacó los ojos a alguien con una, y nos concentramos en el maniático?".

Entre paréntesis. Este blog se autodestruirá en 60 días.